Billie Holiday nació, un día como hoy, hace 100 años. Su madre tenía tan sólo 13 cuando la trajo al mundo. Tuvo una vida muy dura, llena de racismo y pobreza. Su infancia no fue feliz. Se vio obligada a trabajar desde los 6 años. Más tarde tuvo relaciones tormentosas, no sólo con sus parejas sino también con diversas adicciones, grandes causas de su depresión, que fueron minando, poco a poco y sin pausa, su salud. Pero Billie tuvo una voz prodigiosa, cantó con los grandes y lo hizo siempre con emoción, con lágrimas, con dolor. Brilló como una estrella. Tuvo grandes amores caninos, sus más fieles compañeros. Al que más amó fue a un encantador boxer, al que llamó Mister. El amor fue mutuo.
También nuestro amor por ella es así, siempre fiel, aunque nos rompa el corazón todas y cada una de las veces que la escuchamos cantar. Juntamos los pedazos y volvemos. Siempre volvemos.
Lady Day y Mister fueron captados por el fotógrafo Herman Leonard, mientras Billie le cocinaba un bistec a su amado y peludo compañero, en su casa de Nueva York en 1949. También son suyas las otras imágenes. La del camerino es probablemente en el Downbeat, NYC en junio de 1946, la foto es de William P. Gottlieb.
Lady Day y Mister, radiantes, hermosos y eternos.
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