jueves, 13 de marzo de 2014

Fito, Páez. 13 de marzo 1963

13 de marzo de 1963, Rosario, Argentina: un talentoso flaco ve por primera vez la luz y se instala en este mundo para regocijo de nuestros oídos. Rodolfo Páez, mi más querido Fito.
Hoy cumple 51 años y toda una vida dedicada a la música. A Fito Páez o lo amás o lo odiás. Yo soy de esas personas que lo aman. Reconozco que me gusta escucharlo a todo volumen y cantar -léase aullar- con él, pero sé que no es sensisho de escuchar y mucho menos sufrir el dueto desastroso que formamos. Fito compone y escribe unas letras fantásticas que han sido himnos de muchas generaciones, escribe sobre sus propios monstruos, sobre sus amores, sus despedidas y sus desgracias. Los que escuchamos esas canciones, las hacemos nuestras, compartimos sus monstruos y sus amores, aunque no sean los mismos, y compartimos también nuestro corazón, lo ofrecemos, a eso venimos, damos por dar...Lo bueno que tenemos dentro es un brillante y es una luz que no dejaremos escapar jamás. Cuando estamos lejos de casa, en otro país o en la luna, tiramos un cable a tierra, aunque no sirva de nada porque todo el tiempo seguimos en el mismo lugar y bajo una misma piel y en la misma ceremonia, pidiendo a gritos no caer. Hilamos con tres agujas y observamos todo al lado del camino, mientras todo pasa. Nos enamoramos como aquellos niños de 11 y 6, que por casualidad se vieron en un café, cansados de tanto andar. Como ellos, nos escondimos en el centro y en el baño de un bar sellamos todo, todo, con un beso. Recordamos que cuando él se reía le daba la luna. Pero no pudimos más que el amor. Tuvimos que correr a toda velocidad. Supo amargo el licor de las cosas queridas, se acabó lo mejor y nadie nos quitó la herida. Nos perdimos. 
Y luego vino el amor después del amor...yo no buscaba nada y...
todo lo que diga está de más.



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