jueves, 14 de marzo de 2013

Diane Arbus y la belleza monstruosa

Diane Arbus en 1949. Foto: Allan Arbus
Diane Nemerov nació el 14 de marzo de 1923 en Estados Unidos. Su infancia transcurrió bajo el ala protectora de unos padres adinerados. Creció dentro de una burbuja impenetrable, limpia y pulcra, donde no cabía la realidad y  mucho menos la anormalidad, sin embargo tan cotidiana, del exterior.

Diane decidió romper la burbuja, conocer el mundo, pero conocerlo completo, incluyendo los infiernos  donde habitan esos seres alejados de la mano de dios, ocultos e ignorados por la sociedad.

Recorrió las calles de Nueva York y llamaron su atención los borrachos, las prostitutas, los artistas callejeros. Los estudiaba, captaba atenta y asombrada, sus movimientos.

A los 18 años se casó con Allan Arbus, de quien adoptó el apellido, aunque se separaron a finales de los años 50. Juntos se iniciaron en la fotografía, llegando a trabajar para revistas de moda  importantes.

Pero Diane no disfrutaba de ese tipo de trabajos, aburridos, con personas irreales. Ella disfrutaba de la convivencia con esos seres salidos como de una pesadilla o de un cuento de terror. La asombraba la belleza que también aparece en las personas más extravagantes, excéntricas o marginales.

Su trabajo, por tanto, se centró en todos esos personajes que nunca aparecen en las revistas de moda. Se adentró en los bajos fondos de Nueva York y elaboró unos magníficos retratos de enanos, pordioseros, prostitutas, drogadictos, obesos, a quienes veía con una mezcla de sentimientos, en la que cabía el asombro, el temor y también la admiración.

Diane consiguió con sus instantáneas, que todas aquellas personas salieran a la luz, consiguió con sus imágenes mostrar ese otro mundo que la sociedad burguesa siempre ha tratado de esconder.

Desgraciadamente ella misma tenía sus propios monstruos internos que la hacían vivir en un estado de tristeza absoluta. A veces, la euforia ganaba la batalla, pero en 1971 una intensa depresión la orilló a quitarse la vida.
Nos quedan sus maravillosos retratos, que han sido exhibidos en museos de todo el mundo.







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