lunes, 29 de julio de 2013

Últimas palabras

Man Ray, Luis Buñuel en París en 1929









Un día como hoy, hace 30 años, Luis Buñuel dijo sus últimas palabras:
- Ahora sí que muero.
Y se murió.

Girasoles para el joven pintor



Al amanecer del 27 de julio de 1890, el joven pintor de 37 años, arrastró su caballete, sus pinceles y sus pinturas y se internó en el campo para trabajar, como llevaba haciendo todos los días. Volvió a la pensión para comer y partió de nuevo para regresar inusualmente tarde, cuando ya todos en casa habíamos cenado. Lo vimos venir a lo lejos, dando tumbos. Parecía borracho. Se tocaba el vientre. Finalmente arribó a casa y como una sombra subió a su habitación. Cojeaba. Se quejaba. Y cómo no iba a quejarse, si tenía un boquete sangrante debajo del pecho. Nada pudo hacerse. Vincent murió dos días más tarde, en esa estrecha cama de hierro junto a aquella silla desvencijada, junto a ese par de zapatos que ya no se pondría jamás. Sus amigos vinieron desde París y llenaron la casa de flores amarillas, sobre todo girasoles y dalias, pues sabían que eran sus predilectas. 
Vincent Van Gogh murió sin saber lo famosas que serían sus obras años más tarde y llevándose consigo el misterio sobre el origen de aquella bala asesina que puso punto final a su atormentada existencia.

lunes, 22 de julio de 2013

Adiós al escultor oaxaqueño Alejandro Santiago

Un migrante volvió a su tierra después de 34 años de estar fuera y encontró que muchos otros, como él, se habían ido también buscando una vida mejor. Al ver el pueblo vacío, el corazón se le encogió y decidió recordar a todos aquellos hombres. Sus manos modelaron el barro y dieron vida, uno a uno, a 2501 hombres y mujeres, para representar la ausencia de sus paisanos. Su proyecto dio trabajo y nuevo sentido a la vida de los niños locales y del pueblo en general. Y a todos nos hizo pensar y reflexionar, sobre el fenómeno de la inmigración y sobre la historia suspendida de los pueblos fantasma, de las familias rotas, de las raíces perdidas. Esta mañana, el inmenso corazón del artista dejó de latir. Decimos adiós, con mucha tristeza, al escultor oaxaqueño Alejandro Santiago.

miércoles, 17 de julio de 2013

Tren sin frenos



Hoy recordamos a un monstruo, a un gigante, a un mago de la música. Un tren sin frenos, un extraordinario saxofonista. Su nombre: John Coltrane. Tuvo una vida lamentablemente corta, tan corta, que muchos se preguntan qué habría sido del jazz si la vida le hubiera permitido seguir, cuántas cosas nuevas que ya no pudieron acariciar nuestros oídos, cuántas maravillas se quedaron en el tintero. Trane dejó este mundo, un día como hoy en 1967, con sólo 40 años. Por fortuna, dejó mucho material, basta con darle al botón de play, para que su aliento inunde la sala y nos llene de caricias suaves, luminosas y arrebatadoras. Lo recordamos con esta extraordinaria grabación: In a sentimental mood, una composición de Duke Ellington, que también suena extraordinario, en el piano.

sábado, 6 de julio de 2013

Frida Kahlo, flor tormenta



Un día como hoy, en 1907, nació una flor llena de pétalos y espinas. Su vida estuvo plagada de infortunios, desgracias personales y de mucho dolor. Pero también fue una vida rodeada de brillantes colores, de amores y desamores, de alegres perros xoloescuintles y monos corriendo en el jardín, de arte, de cariños inmensos, de pinceles, caballetes y libros. Se enamoró perdidamente de un simpático y talentoso panzón, con el que compartió penas y alegrías y una espléndida casa llena de arte popular. De judas y mariposas, de muñecas de cartón, de figuras de barro del pasado, de piedra y cantos. De artistas e intelectuales, de tequila y abrazos. De corazones rotos y úteros vacíos, de melancolía y fracasos. De belleza y mexicanidad. Un día como hoy en 1907, Frida Kahlo le nació al mundo. Una flor tormenta, un corazón roto, que sangra, que llora, que ama y que sigue aquí, inolvidable, como una hermosa paloma que vuela eternamente del brazo de su elefante.

jueves, 4 de julio de 2013

10 años sin Barry White



La primera sorprendida fue su madre. Una mañana, cuando él tenía catorce años, le dio los buenos días con esa voz profunda y sedosa que ella nunca le había escuchado, su niño se había convertido en un hombre. Ella fue la primera que lloró. Y no fue la única. La seductora, romántica, sugerente y sedosa voz de Barry conquistó millones de oídos y corazones. Ayudó a muchos a enamorarse y a otros tantos a revivir el amor. 
Hoy 4 de julio lo recordamos, en el décimo aniversario de su fallecimiento. 
¡Amamos a Barry White! Lo traemos con Just the way you are, original de Billy Joel. 




miércoles, 3 de julio de 2013

El papá de Gregorio



El 3 de julio de 1883, la señora Julie Löwy trajo al mundo al que unos años más tarde sería el célebre padre de Gregorio Samsa, un viajante de comercio que se acostó siendo humano y tras un sueño intranquilo, despertó convertido en un monstruoso insecto. Sus innumerables y escuálidas patitas se le movían descontroladas mientras él trataba de bajar de la cama con gran esfuerzo. Un esfuerzo titánico si consideramos que despertó acostado sobre su abombada espalda. Pobre Gregorio, cuánta angustia y desesperación vivió al darse cuenta de que había perdido el tren que lo llevaría al trabajo y al descubrir que de su boca no salían palabras, sino unos incomprensibles ruidos, más propios de un animal que de un vendedor de telas. Y eso no era lo peor. 
La historia sigue y se llama La metamorfosis, uno de los relatos más célebres de Franz Kafka. Festejemos pues los 130 años de su nacimiento leyéndolo. No se van a arrepentir.

Rey Lagarto

3 de julio de 1971: París, una bañera, una novia que no podía ni con su alma. Unas cuantas drogas, muchas. Diagnóstico: ataque al corazón, según los médicos. Pasón, según algunos. Huida del aparador y nueva vida en lugar desconocido según los esperanzados que aguardan a que algún día el Rey Lagarto vuelva. Lo que él no sabía es que ese no era The End. Acá sigue, eterno.

martes, 2 de julio de 2013

El suicidio del escritor

Ernest Hemingway, Cuba. Agosto de 1952
Foto: Alfred Einsenstaedt 

2 de julio de 1961

Ya no podía escribir. Las palabras lo habían abandonado. Una profunda depresión lo ahogaba y no se sentía capaz de continuar. 
Había vivido intensamente y lo había contado como nadie. 
Hilvanó letra a letra con gran talento y tremenda maestría. Pero hacía tiempo que se encontraba enfermo. Muy enfermo. Se sentía perseguido, acorralado, asustado. 
Sus amigos caían, uno a uno e inexorablemente, en las garras de la muerte. Una orfandad, amarga y áspera, lo atormentaba. 
El domingo de madrugada, de puntitas para no despertar a  su mujer, se levantó de la cama y se atavió con su albornoz favorito. 
Salió de la habitación. Eligió una escopeta.
Caminó con ella al vestíbulo. Reposó con firmeza la frente en los dos cañones y, decidido, jaló el gatillo. Sin más. Sin decir nada, sin dejar nota, sin despedirse de nadie. 

El estruendo resonó en todo el mundo que desconsolado lo lloró. 

Ernest Hemingway, el premio Nobel de literatura, había acabado con su vida.